lat. erysipelas de gr. erysípelas ἐρυσίπελας [eryth(ro)- ἐρυθρός gr. 'rojo', gr. cient. 'glóbulo rojo' + -i- gr. + pel- πέλμα gr. 'pieza de cuero', 'piel' + -as/-ad- gr.]
Leng. base: gr. Antigua. Docum. en 1450 en esp. En la forma eresipila, más tarde erisipela. En gr. significa 'enrojecimiento de la piel', 'erisipela', desde Hipócrates, s. V a.C., pasó a lat. en s. I d.C., luego a lat. tardío y aparece en castellano y fr. mediev.
http://en.wikipedia.org/wiki/Erysipelas
Comentario
A propósito del rojo y los cambios de significado
Desde el punto de vista etimológico hay dos términos muy cercanos en griego formados ambos a partir del lexema cuyo representante principal es la palabra erythrós ἐρυθρός ‘rojo’, una es erýthēma ἐρύθημα ‘enrojecimiento’, 'eritema', la otra es erysípelas ἐρυσίπελας, son las dos únicas palabras antiguas que usan este lexema de las recogidas en Dicciomed. Mientras que la primera no ha cambiado sustancialmente de significado desde la antigüedad, no ocurre lo mismo con la segunda.
En griego se usa erýthēma ἐρύθημα en contexto médico casi siempre en asociación con términos referidos a la inflamación; no olvidemos, como ya señalamos en el comentario de esa palabra, que el enrojecimiento o rubor es uno de los cuatro signos de la inflamación, como ya postuló Celso en el s. I d.C. (los otros tres son el calor, el tumor o hinchazón y el dolor). Tanto en la antigüedad como hoy día, no es el eritema una enfermedad sino manifestación de dolencias muy variadas. Además de este significado que aparece sobre todo en textos médicos, existía en griego uno no técnico, el de ‘rubor’, en el sentido de ‘color que la vergüenza saca al rostro, y que lo pone encendido’, en palabras del DRAE. Precisamente, quizá por ese carácter poco técnico, Galeno emplea poco la palabra y casi siempre en contextos referidos a citas a Hipócrates, autor en el que proporcionalmente es bastante más frecuente. Puesto que en latín existía la forma rubōr(em) con los mismos significados, los hablantes latinos no sintieron la necesidad de introducir esa palabra griega en su vocabulario, por innecesaria. Por ello, no vuelve a aparecer hasta el renacimiento, en una traducción latina de los Aforismos de Hipócrates, en 1579, en la forma erythema, simple transliteración del griego. Realmente hay que esperar hasta el s. XVIII para que se incorpore realmente al vocabulario de la medicina, por ejemplo, está en el diccionario de Castelli, 1713, que ya hemos citado en alguna otra ocasión.
La historia de erysípelas ἐρυσίπελας es bastante más complicada. En primer lugar hay que explicar la propia palabra en griego porque es un compuesto bastante irregular, parece que lo más económico es pensar que el primer elemento erysi- está relacionado con erythrós ἐρυθρός ‘rojo’ y el segundo tiene que ver con pélma πέλμα ‘suela’, 'pieza de cuero', emparentado con lat. pell(em) ‘piel’; según eso, tendríamos un significado etimológico de ‘piel roja’ o, quizá 'mancha roja', lo que concuerda bastante bien con los contextos en los que se usa la palabra en la antigüedad.
Aquí nos topamos con una dificultad no pequeña. Es muy difícil, mejor, es imposible, según los historiadores de la medicina más pesimistas y cautos, relacionar patologías actuales con términos antiguos porque la patología actual y la de la medicina antigua están, como es evidente, en coordenadas completamente distintas. Este sería un buen ejemplo. ¿Con qué enfermedades actuales se corresponde lo que los antiguos médicos griegos llamaban erysípelas? Los diccionarios actuales de griego y latín parece que no tienen problema, dicen sencillamente que el significado de gr. o lat. erysipelas es ‘erisipela’. En estos casos hay que ser sumamente cautelosos y partir del principio general de que hoy las enfermedades están mucho mejor definidas y mucho más circunscritas; así, se puede afirmar que lo que hoy los médicos llaman ‘erisipela’ es posible que los antiguos, efectivamente, lo llamaran también erysípelas, ahora bien hay que ser conscientes de que muchas otras enfermedades, que hoy tienen otros nombres y se consideran completamente diferentes, también entrarían bajo la denominación erysipelas de los antiguos.
Lo que Galeno llama erysípelas parece una enfermedad bastante leve, una de cuyas manifestaciones es precisamente el eritema o enrojecimiento. Existe un texto de Galeno que es un clásico sobre la cuestión y que se siguió citando una y otra vez hasta el s. XVIII. En él, intenta establecer la diferencia entre una inflamación y la erysípelas:
Que la erysípelas de Galeno no era tan grave como lo que se denominaría así después, en la Edad Media, lo pone también de manifiesto Celso, s. I d.C., quien no establece una relación entre erysípelas y la enfermedad denominada por los romanos ignis sacer. Esta sería, por lo que dice Celso (5.28) una forma de herpes zoster o zona, quizá también el carbunco.
Sin embargo, los médicos latinos tardíos (concretamente Casio Félix), del s. V d.C., consideraron que erysipelas era la denominación griega del ignis sacer, ‘fuego sagrado’. Es aventurado saber a qué se correspondía con exactitud en esa época; lo es menos para la Edad Media porque está muy bien estudiado y documentado, véase, por citar referencias muy accesibles, lo que dice Wikipedia s.v. ergotismo, especialmente en la versión francesa. Esta enfermedad se llamó en la Edad Media ‘fuego de San Antón’, 'fuego sagrado', en inglés ‘Saint Anthony's fire’, en francés ‘feu de Saint Antoine’. Era una enfermedad muy grave que llevaba aparejada en muchos casos la pérdida de la vida o de brazos o piernas y que, curiosamente, a veces remitía espontáneamente. Detalle de la Tentación de San Antonio, obra de Matthias Grünewald, 1515
http://fr.wikipedia.org/wiki/Matthias_Grünewald
Hoy día prácticamente ese mal, por fortuna, no existe, con todo su nombre técnico es ergotismo. En efecto, en francés ergot es el ‘cornezuelo’ y el cornezuelo del centeno, provocado por el hongo Claviceps purpurea, es la causa de esta enfermedad que es, en realidad, una intoxicación alimentaria por consumir pan de centeno, el cereal donde más se asienta el hongo. Curiosamente, las peregrinaciones (como las que se hacían a Saint-Antoine-l'Abbaye, cerca de Grenoble, en Francia, o como la peregrinación a Santiago) eran un procedimiento de curarse, porque, al cambiar los hábitos alimentarios, desaparecía la intoxicación. La causa de la enfermedad la estableció de forma científica en 1676 el médico y botánico francés Denis Dodart. Esta acumulación de la toxina del cornezuelo provocaba convulsiones, alucinaciones, sensaciones de frío intenso seguido por quemazón y síntomas propio de gangrena o necrosis.
Que erisipela en la Edad Media era equivalente del ignis sacer, en este sentido de ergotismo que hemos descrito, lo demuestra el español, donde aparece en textos desde 1450. Por ejemplo, podemos citar el siguiente (Traducción de la Cirugía Mayor de Lanfranco, 1495):
Está claro que el pasaje se está refiriendo, como hemos comentado, a una enfermedad que provoca gangrena o necrosis. Sin embargo hoy por erisipela se entiende una inflamación con eritema provocada por una infección por estreptococos que produce lesiones como la que vemos en esta imagen, aunque hasta el s. XIX provocaba en ocasiones epidemias (1).
Lesión de erisipela en un brazo
http://es.wikipedia.org/wiki/Erisipela
Volviendo al principio, puede encajar bastante bien en lo que Galeno llamaba erysípelas, aunque, como hemos advertido, quizá muchas de las afecciones que llamaba así Galeno, hoy se corresponden con otras enfermedades. En cualquier caso, el concepto actual de erisipela, como el de Galeno, no tienen que ver por su gravedad y evolución con el fuego sagrado o fuego de San Antón de la Edad Media.
Francisco Cortés. Junio de 2011.
(1) E. Laval "Las epidemias de erisipela en Chile", Rev Chil Infect 2011; 28 (2): 179-183.
Año: 1450