lat. (sectio) caesarea [Caesar lat. general y político romano + -eu(m)/-ea(m) lat.]
Leng. base: lat. Antigua reintroducida con cambio de significado. Docum. en 1591 en lat. renacent. como término de obstetricia. En fr. césarienne en 1595. En lat. clás. caesare-u(m)/-a(m) significa 'de César', el político y general romano del s. I a.C. Por la mala interpretación de un pasaje de Plinio, s. I d.C., en época tardía y medieval, por. ej. en Isidoro de Sevilla, se creía que César nació por cesárea; ese no fue el caso para César. Eso no es impedimento para la etimología de cesárea a partir de esa creencia. Hoy se propone alternativamente y sin necesidad que el nombre de la operación obstétrica se debe a una "lex caesarea", nombre que se dio a las leyes regias (atribuidas a los primitivos reyes de Roma, como Numa Pompilio), una de las cuales obligaba a extraer el feto de las mujeres muertas embarazadas para intentar salvarlo o evitar que por acumulación de gases el cadáver lo expulsara. En Roma por etimología popular se pensaba que el nombre de César aludía al verbo caedere 'cortar', pero hoy se piensa que es un nombre etrusco que nada tiene que ver con ese verbo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Cesárea
Comentario
César no nació por cesárea pero así se creyó
Existen hoy día dos propuestas etimológícas sobre el término cesárea. En ambas se pone en relación esta palabra con Julio César, el general y político romano por todos conocido. Una de ellas, la más difundida, podríamos considerarla tradicional; la otra se ha desarrollado desde el principio del s. XXI y es la que se considera hoy día como más científica, por lo menos es la que aparece en los tratados ginecológicos o en las enciclopedias que se preocupan por la cuestión etimológica del término cesárea (inglés caesarean, francés césarienne, alemán Kaiserschnitt, italiano taglio caesareo). En nuestro comentario vamos a contraponer los argumentos a favor de una y otra; la conclusión a la que vamos a llegar es que la tradicional es la más verosímil y sin mayores inconvenientes desde el punto de vista científico.
En primer lugar debemos advertir que nuestra palabra cesárea deriva de la expresión latina sectio caesarea ‘corte de César’ que solo se empezó a usar en época renacentista, es decir, no es un término antiguo ni medieval. Por otra parte, Julio César no fue el primer miembro de la familia que recibió ese cognomen; podemos de hecho retrotraernos siete generaciones antes hasta Numerius Iulius Caesar en el s. III a.C. (1).
Los antiguos daban varias etimologías sobre el nombre de César, probablemente la más difundida en el tiempo y la que gozaba de mayor favor popular era la que relacionaba Caesar con el verbo caedere que significa ‘cortar’ y cuyo participio es caesum, porque, tal y como afirma Plinio (Naturalis historia 7.47), el primer antepasado de César que llevó ese apelativo habría nacido tras sufrir su madre un corte en el vientre; en lenguaje moderno, por cesárea; textualmente Plinio dice primusque Caesarum a caeso matris utero dictus. Más adelante, popularmente al menos, se atribuyó esa forma de nacimiento al propio César y no a su primer antepasado con Ceasar como cognomen.
No era esa la única etimología que circulaba en la antigüedad; otra ponía en relación Caesar con la palabra caesariēs ‘cabellera’ y se justificaría porque el primer antepasado con ese cognomen tenía mucha cabellera. Había todavía otra que, por lo visto, era la que más gustaba al propio César, que ponía en relación Caesar con caesi que significaría ‘elefante’ en una lengua africana, porque algún tatarabuelo había matado ese animal. De hecho César acuñó muchas monedas con una imagen de un elefante, como esta. Con ello no hemos agotado el inventario de posibles etimologías, aquí se puede encontrar más información moderna o se puede acudir, si se quiere antigua, a la Historia Augusta (Aelius 2) donde se recogen las etimologías que hemos citado hasta ahora.
Hoy día los lingüistas piensan que Caesar es un nombre de origen etrusco y no tiene nada que ver con ninguna de las propuestas que circulaban en la antigüedad. En cualquier caso, y esto es lo relevante desde el punto de vista de lo que nos interesa aquí, la etimología que ponía en relación Caesar con haber nacido por incisión del vientre de su madre la difunde en la Edad Media, entre otros, Isidoro de Sevilla en sus Etimologías (9.12). Se ha perdido un dato en la referencia de Isidoro: se atribuye el nacimiento por cesárea al propio Julio César y no al primer antepasado que recibió ese nombre. Como hemos comentado ya sectio caesarea o expresiones parecidas para referirse a la cesárea no se documentan hasta el renacimiento, concretamente el texto más antiguo que hemos encontrado es de 1586. En realidad hay un motivo para ello, sólo a partir de esa época se pudieron hacer cesáreas con mínima esperanza de que la madre siguiera viva y, por tanto, no era una operación habitual hasta entonces. En conclusión, en esta explicación etimológica la expresión sectio caesarea se formuló por la creencia de que así había nacido César, o, según los mejor informados, porque así habría nacido el primer antepasado suyo con ese apelativo. En cualquier caso la etimología popular que relacionaba Caesar con caedere 'cortar', se difundió ampliamente desde la antigüedad en adelante por autores tan populares como Plinio o Isidoro de Sevilla.
Esta explicación se ha refutado desde principios del s. XX (2) y se ha construido una alternativa que consideramos, si no imposible, muy poco verosímil. Parte de una objeción a lo que hemos expuesto de tipo histórico. Se puede expresar así: puesto que es un hecho demostrado históricamente que César no nació por cesárea, no es posible que la denominación sectio caesarea proceda de ahí. Hay varias objeciones que se pueden formular a ese planteamiento. Podríamos aducir que Plinio, que es la primera fuente sobre el particular, no dice eso, dice que así habría nacido el primer antepasado de César que llevó ese nombre. Pero la objeción más obvia desde el punto de visto lingüístico es que no es necesario que algo sea objetivamente verdad para que sirva para asentar una etimología, véase sin ir más lejos el comentario de vitamina de nuestro amigo Fernando Navarro en el caso de una denominación científica moderna que poco después de formularse se descubrió que era falsa en sus dos elementos vita y amina, lo que no ha impedido que vitamina se siga usando y goce de muy buena salud. Lo determinante fue la etimología popular que relacionaba Caesar con caedere ‘cortar’ y, de ahí, con ‘nacimiento por corte’. Hoy sabemos que ninguna de las etimologías que se manejaron en la antigüedad para el nombre de César tiene base científica, pero eso no importa demasiado para que nazca un nuevo uso lingüístico basado en una etimología popular por más errónea que esta sea.
Es absolutamente cierto que Julio César no nació por cesárea, la prueba más evidente es que su madre, Aurelia Cota, sobrevivió al parto de su hijo Julio César muchos años, cosa que no fue posible hasta por lo menos el s. XVI porque la cesárea en la antigüedad era un procedimiento para salvar la vida del feto y, de practicarse con la madre viva, suponía su muerte (3). Pero eso no impidió que en época medieval o en el primer renacimiento se diera verosimilitud a la etimología popular. La primera cesárea de la que tenían noticia los griegos o romanos era de índole mitológica, la practicó Apolo para hacer nacer a Asclepio o Esculapio, el dios de la medicina, tras matar a Corónide por haberle sido infiel.
Grabado del nacimiento de Esculapio, Alessandro Beneditti, De Re Medica, 1549
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¿A qué acuden los que descartan que cesárea sea un ejemplo de etimología popular?
Utilizan una lex regia atribuida al rey Numa Pompilio que figura en el Digesto (D.11,8,2/ Marcell.8,dig.) por la que se obligaba a extraer mediante un corte en el vientre el feto de una mujer embarazada muerta para intentar que sobreviviera. Argumentan que estas leyes antiguas atribuidas a los primeros reyes de Roma habrían pasado a denominarse leges caesareae en un momento dado (que no concretan), por considerarlas leyes imperiales, de máxima autoridad; a partir de ahí, ese tipo de intervenciones se relacionaron con las leges caesareae y después se pasó a denominar la cesárea sectio caesarea. El problema de esta interpretación es que llamar leges caesareae a las leges regiae no está documentado en la antigüedad ni en la Edad Media, solo se encuentran ejemplos en el renacimiento (nuestra primera documentación es de 1532) y no ha sido nunca una denominación muy extendida, como nos indica amablemente la catedrática de Derecho Romano de la Universidad de Salamanca, Amelia Castresana. Es poco verosímil que esa forma poco habitual de llamar a las leges regiae, circunscrita a estudiosos renacentistas del derecho romano, sirviera para dar nombre a la intervención quirúrgica muy pocos años después de que empezase su uso esporádico.
Agradezco también a mi compañera Patricia Perán por haber provocado este comentario y haberme documentado sobre el tema.
Francisco Cortés Gabaudan, marzo de 2013. @fcortesga
(1) Numerius Iulius Caesar ⇒ Sextus Iulius Caesar I ⇒ Sextus Iulius Caesar II ⇒ Gaius Iulius Caesar I ⇒ Gaius Iulius Caesar II ⇒ Gaius Iulius Caesar III ⇒ Gaius Iulius Caesar IV, es decir, el conocido como Julio César.
(2) Aparece formulada con mucha claridad en este artículo de Pieter W.J. van Dongen en SAJOG 2009, 15.2.
(3) Sobre la cesárea en Roma, D. Gourevitch “Chirurgie obstétricale dans le monde romain : césarienne et embryotomie” en Naissance et petite enfance dans l'antiquité, ed. V. Dasen, Fribourg, 2004, 239-264.
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Año: 1591
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