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Palabra
amígdala [amygdal]
f. (Anat.). Órgano formado por la reunión de numerosos nódulos linfáticos que tiene una forma parecida a la de una almendra. Wikipedia.

lat. mediev. amigdala [amygdál(ā) ἀμυγδάλη gr. 'almendra', gr. cient. 'amígdala']
Leng. base: gr. Antigua con cambio de significado. Docum. en 1493 en esp. en significado anatómico que adquirió por las traducciones del árabe y no está ni en griego ni en latín clásico, pero sí en lat. mediev. a partir del s. XII. Docum. en fr. en 1370 amigdale.
Imagen
Procedencia de la imagen:
http://es.wikipedia.org/wiki/Amígdala

Comentario

Árabe oculto

En otras palabras de la semana hemos visto ejemplos de cómo el árabe puede ser un elemento clave en la transmisión de un término que aparentemente, en la forma que hoy se usa, no tiene nada que ver con el árabe, son casos como los ya comentados de aurícula y piamadre en los que el árabe fue intermediario entre el griego y el latín. El ejemplo de hoy es algo distinto en cuanto que el árabe fue la lengua que originó la metáfora por la que se llaman amígdalas (es decir, 'almendras') estos órganos linfáticos; sin embargo formalmente latín amygdala (o amigdala) es un término de origen griego que nada tiene que ver con el árabe. La historia que vamos a contar fue expuesta magistralmente por Joseph Hyrtl en su libro Das arabische und hebräische in der Anatomie, Viena 1879, y es aceptada hoy de forma unánime.

Hyrtl parte de un hecho que, aunque no es fácil de comprobar, es incontestable: no existe ningún caso en griego antiguo en que la palabra amygdálē ἀμυγδάλη o su variante amýgdalon ἀμύγδαλον signifiquen por metáfora 'amígdala'; en griego sólo quieren decir 'almendra' o 'hueso de melocotón'; no es fácil de comprobar, decíamos, porque son palabras muy usuales, sobre todo en tratados médicos por ser la almendra ingrediente de muchas recetas; se utilizan esas palabras más de 700 veces en los textos recogidos en el TLG, con lo que la tarea de recorrer todos los ejemplos puede resultar larga. Lo mismo es aplicable para latín amygdala, amigdala (préstamo del griego) o sus variantes tardías amigdola, amandola, etc. que documenta el TLL. El griego tenía otros términos para hablar de las amígdalas, como son (en plural) parísthmia παρίσθμια (literalmente significa 'las que están junto a la garganta') o antiádes ἀντιάδες (literalmente, 'las que están enfrentadas'); por su parte el latín usa tonsillae (sin significado etimológico claro).

Hay que esperar al s. XII para encontrar ejemplos de usos en textos escritos en latín de amendula o amigdala con el signficado de 'amígdala'. Ello se debe a que este nuevo significado de la palabra es una metáfora que procede del árabe y sólo aparece en latín por traducciones de textos médicos árabes, concretamente de Avicena y del cordobés Albucasis, 936-1013; en efecto, como documenta Hyrtl, en estos autores se usa al lauzatain (dual de ár. lauz 'almendra') para hablar de las amígdalas. Amygdala o amigdala fue un término que circuló sobre todo en tratados de cirugía (los usos que documenta el diccionario de latín medieval de Lehmann-Stroux en el s. XII proceden de dos tratados quirúrgicos), la especialidad en la que sobresalió Albucasis, quien describía procedimientos para aliviar la inflamación de amígdalas en su obra Kitab al-Tasrif, traducida al latín en el s. XII, igual que el Canon de Avicena. El término adquirió gran difusión por la Chirurgia Magna de Guy de Chauliac de 1363 que dedica un capítulo de la parte VI al tema; fue un libro que tuvo una enorme difusión y se vertió a lenguas romances. De hecho, según el diccionario Robert, en francés aparece amigdale ya hacia 1370 con el significado de 'amígdala'.

No es de extrañar que en en el Arte complida de cirugia de autor anónimo, fechado en 1450, se afirme:

«el ferimiento delas venas dela lengua aprovecha ala esquinancia y en la apostema delas amigdales que son las almendrillas».

Este texto documenta dos cosas: por una parte, el primer uso de amígdala en español, por otra, que se había dado un paso más y traducido el término grecolatino al español y se llamaban directamente almendras o almendrillas.

No cabe duda por tanto, de que Hyrtl estaba en lo cierto.

Las referencias bibliogáficas que se han citado abreviadamente pueden encontrarse aquí.

Francisco Cortés. Octubre de 2008.

Nota: La semana pasada no hubo "palabra de la semana" porque Dicciomed estuvo de luto por la muerte del gran maestro de la Universidad de Salamanca y helenista Antonio López Eire, a quien tanto debe el creador y editor principal de Dicciomed que firma este comentario.

Introducción al lenguaje científico:
Año: 1493
Esta palabra también aparece en las siguientes entradas:
adenoide; adenoiditis; amigdalectomía; amigdalitis; angina
ISBN: 8478005722