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Palabra
microglía [microglia]
f. (Histol.). Células de la neuroglía con el cuerpo celular muy pequeño semejantes a linfocitos que abundan en la sustancia gris.

esp. microglía [mīkr(o)- μικρός gr. 'pequeño' + glí(ā) γλία gr. 'pegamento', gr. cient. 'neuroglía']
Leng. base: gr. Neol. s. XX. Acuñada en 1919 en esp. por P. del Rio Hortega. A partir de neuroglía.
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Procedencia de la imagen:
http://www.saval.cl/

Comentario

Una aportación española del s. XX al vocabulario médico

Por una serie de motivos en los que no vamos a entrar, no son muchas las aportaciones españolas al vocabulario médico-biológico internacional en relación al peso que tiene el español como lengua de cultura. No es de extrañar que en el campo de la neurología, en la estela del reconocimiento universal que alcanzó Ramón y Cajal (1852-1934), sí haya algunos ejemplos. Los más conocidos y reconocidos se deben a Pío del Río Hortega, 1882-1945, que, aunque trabajó con Ramón y Cajal, no puede considerarse un discípulo directo suyo, ya que su maestro era otro histólogo español, Nicolás Achúcarro, 1880-1918.

Pero vamos a empezar la historia por el principio. Desde un punto de vista terminológico (y también de historia de la ciencia), el término microglía es secundario a neuroglía. Fue R. Virchow, 1821-1902, quien introdujo Neuroglia en alemán en 1856; los motivos que le llevaron a darle este nombre los argumenta en su tratado Die Cellularpathologie in ihrer Begründung auf physiologische und pathologische Gewebelehre de 1859 y puede leerse en este enlace:

«La peculiaridad de esa capa, el hecho de que sea continuación de la materia intersticial, que es el verdadero pegamento que reúne los elementos nerviosos, y de que en todas sus propiedades constituya un tejido diferente de todas las otras formas de tejido conectivo, me ha inducido a darle un nuevo nombre, neuro-glia o 'pegamento de los nervios'.»

Gracias a los trabajos y tinciones utilizadas por Ramón y Cajal y Achúcarro, se distinguían a comienzos del s. XX en la neuroglía astrocitos protoplasmáticos de la sustancia gris (glía de radiaciones cortas), astrocitos fibrosos (glía de radiaciones largas) y un "tercer elemento" (en terminología de Cajal) que no se conseguía distinguir con precisión, conformado por "elementos adendríticos"; Achúcarro comentó de ellos: «en realidad, no se sabe nada acerca de la naturaleza y significación fisiológica de dichos corpúsculos». Río Hortega consiguió mejorar las técnicas de tinción que había aprendido con Achúcarro, gracias al método del carbonato argéntico, y vio mucho más que sus maestros; lo publicó en un trabajo de 1919 en el que acuñó el término microglia, cuyo título es muy significativo: "El tercer elemento de los centros nerviosos. I La microglia normal. II Intervención de la microglia en los procesos patológicos. (Células en bastoncito y cuerpos granulo-adiposos). III Naturaleza probable de la microglia", Bol. Soc. Esp. Biol. 9, 69-129. El porqué del término es muy evidente: son los elementos celulares más pequeños de la neuroglía; uno esperaría entonces microneuroglía pero en realidad la palabra glía vino a ser equivalente a neuroglía a partir, por lo menos, de 1886, porque en efecto el lexema griego glía, introducido por Virchow en histología metafóricamente, tal y como hemos comentado, sólo se aplicó para células del sistema nervioso. Aquí pueden verse fotos de Río Hortega sobre la microglía.

Ramón y Cajal, que tuvo un enfrentamiento con Río Hortega poco después y puso en duda alguna de sus conclusiones, en 1925 rectificó públicamente y valoró en su justa medida su trabajo:

«Se debe a Del Río Hortega el mérito de haber encontrado un método especial capaz de mostrar completamente, hasta sus más finas ramificaciones, la microglia cerebral normal y patológica. Gracias a esta preciosa contribución técnica, aplicable al hombre y a los mamíferos, se ha demostrado que las Stäbchenzellen, las células "intersticiales" de Achúcarro y todos los corpúsculos repletos de granulaciones, conocidos con los nombres de Gitterzellen, Füllzellen y Abräumzellen, no son más que simples variedades de la microglia normal que estaría dotada de una facultad de emigración y un poder fagocitario sorprendente. Resulta justificado que Spatz haya dado a estos elementos el nombre de 'células de Hortega'. Nosotros creímos al principio, fundándonos en un resumen de Cerletti, que Robertson había sido el primer precursor del descubrimiento de la microglia normal; sin embargo, en la actualidad, mejor informados, hemos cambiado de opinión. La mayor parte de las células mesogliales descritas por el autor inglés constituyen una variedad de neuroglia llamada por Río Hortega oligodendroglia.» Trabajos del laboratorio de Investigaciones Biológicas 23 (1925), 157-216.

Este texto está citado a partir del libro de J. M. López Piñero, Santiago Ramón y Cajal, Valencia 2006, 379, donde se cuenta la historia de la relación entre Río Hortega y Ramón y Cajal (puede leerse parcialmente en este enlace.)

Por la cita anterior nos enteramos de dos hechos más que son relevantes desde el punto de vista terminológico:

La descripción de la microglía que había hecho Río Hortega fue aceptada en muy poco tiempo por la comunidad científica internacional y como señal de reconocimiento el alemán Spatz acuñó la denominación 'célula de Hortega'.
Río Hortega es también responsable de otro neologismo aceptado internacionalmente, oligodendroglía que debe su nombre a que son células nerviosas poco ramificadas, con escasa estructura arbórea. Pero eso ya es otra historia.

Finalmente, si se nos permite, un apunte no terminológico sobre el valor del trabajo de Río Hortega: fue poco lo que se avanzó sobre el conocimiento de la microglía después de él y cuando se retomó la investigación a finales de los años 80 (Hickey & Kimura, "Perivascular microglial cells of the CNS are bone marrow-derived and present antigen in vivo", Science Jan 15 1988; 239 (4837), 290–292) se comprobó que Hortega tenía razón y que su funcionamiento es parecido al de los macrófagos y tienen un papel importante en el sistema inmunitario.

Nota: Fernando Navarro nos hace ver con razón que Río Hortega escribió probablemente (no hemos podido confirmar todavía ese dato) microglia y oligodendroglia porque en su época se prefería la pronunciación para estos compuestos en -glia que no deshacía el diptongo, mientras que hoy se prefiere la que lo deshace. Muchas gracias por la observación.

Francisco Cortés. Junio de 2008.

Introducción al lenguaje científico:
Año: 1919
Esta palabra también aparece en la siguiente entrada:
neuroglía
ISBN: 8478005722