[çāfin ár. 'vena safena' + -a esp.]
Leng. base: árabe. Medieval. Fue introducida en lat. medieval por Constantino el Africano en el s. XI desde el árabe, en su Pantegni, traducción de un famoso tratado del médico persa del s. X Ali Ibn Abbas al Magusi. Se documenta en esp. en el s. XV y en el XIV en fr. e ingl. Es falsa la etimología que lo relaciona con el adj. gr. saphés, ‘evidente’, como demostró ya el anatomista Hyrtl en 1879.
http://en.wikipedia.org/wiki/Great_saphenous_vein
Comentario
El griego no lo explica todo. Un error etimológico persistente
No es muy difícil encontrar diccionarios (entre otros el propio Diccionario de la Real Academia Española a propósito de safena) o tratados de anatomía en los que se afirma que la palabra safena procede del griego σαφηνής saphēnēs y significa ‘manifiesto’, así por ejemplo en el tratado de Anatomía del Aparato Locomotor de M. Dufour, traducción española de 2003.
Lo primero que sorprende de esta etimología es que en griego no se utilice nunca esa denominación para esa vena; de hecho σαφηνής saphēnēs es una variante poética del adjetivo σαφής saphēs ‘seguro’, ‘claro’ y no se usa nunca en contexto médico, ni por ningún médico, ni significa ‘manifiesto’. Es muy sospechoso (aunque no imposible) que una palabra que supuestamente procede del griego no se encuentre con el significado que se le atribuye, más tratándose de vocabulario médico en el que existe una documentación en griego antiguo muy abundante. También resulta sospechoso que se le atribuya un significado que en griego no tiene.
El error viene de antiguo, así lo podemos leer en un diccionario etimológico de 1724 de N. Bailey (que de todas formas deja abierta la posibilidad de que el término proceda del árabe). Por otra parte, la vena safena era muy conocida y citada en época medieval por ser utilizada para las famosas sangrías o flebotomías.
Hoy día se puede conocer con mucha exactitud la historia del término y nos parece bastante imperdonable seguir repitiendo el error etimológico que comentamos. G. Stromhaier nos explica con toda claridad que fue Constantino el Africano en el s. XI quien introdujo el término en latín por transcripción del árabe (véase su artículo “Constantine’s Pseudo-classical Terminology and its Survival”, p. 98, publicado en Constantine the African and ʻAlī Ibn Al-ʻAbbās Al-Magūsī, editado por Ch. Burnett y D. Jacquart en 1994). En efecto, Constantino el Africano tradujo en 1085 al latín del árabe el Kitab al-Maliki o Arte completo de la medicina, obra del famoso médico persa del s. X Ali ibn Abbas al-Majusi; esa traducción, muy famosa y difundida en la Edad Media, se conoció en el mundo occidental bajo el nombre de Pantegni. No cabe duda, pues, del origen árabe del término y es completamente innecesario acudir al griego. El famoso anatomista austriaco J. Hyrtl lo estableció con toda claridad en su famosa Onomatologia anatomica, pp. 459-60, publicada en 1880, donde atribuye el paso del árabe al latín del término que comentamos a Gerardo de Cremona (s. XII) y su traducción del Canon de Avicena; además afirma que en árabe sāfen significa 'oculto' (esta etimología del término dentro del árabe no la podemos confirmar por ahora); a pesar de ser una obra de enorme influencia, no consiguió acabar con el error que comentamos.
Se confirma, una vez más, el enorme prestigio del griego que, en el fondo, es lo que explica esta obsesión por buscar el griego incluso donde no está.
Francisco Cortés. Enero 2008.
Medieval